175 años de ferrocarril en España

175 años de ferrocarril en España


“Hoy se ha verificado una grande metamorfosis: numerosos pueblos se han unido en uno solo desde Barcelona a Mataró, y demás pueblos del tránsito han dejado las distancias, y de hoy más podrán considerarse una prolongación de la capital del principado. El ferro-carril que hoy se ha inaugurado no solo indica lo que él es en sí, sino lo que puede ser sirviendo de ejemplo y de emulación a los genios emprendedores y amantes de la prosperidad de su patria…”

De esta manera comenzaba la crónica que, el 28 de octubre de 1848, en el diario El Barcelonés, anunciaba la llegada del ferrocarril a España: el viaje de 29 kilómetros, a una velocidad media de 47 km/hora, que unió las localidades de Barcelona y Mataró a través del primer camino de hierro peninsular.

2023 es pues un año para celebrar el aniversario aquella revolución que cambió radicalmente las comunicaciones terrestres, pero que también transformó –y sigue transformando- la economía, la política, la sociedad y la cultura españolas.

Hijo de la máquina de vapor y la revolución industrial inglesa, el primer ferrocarril estuvo ligado a la inversión privada. Fue el empresario Miquel Biada quien trajo a Cataluña la idea desde Cuba, entonces provincia colonial española y, por tanto, auténtico primer ferrocarril español.

Tuvieron que pasar tres años para el establecimiento de la segunda línea, entre Madrid y Aranjuez, inaugurada el 9 de febrero de 1851.

Tras la aprobación en 1855 de la primera Ley General de Ferrocarriles, que favoreció la llegada de capital, tecnología y material extranjeros, especialmente franceses, se constituyeron las compañías más importantes: Norte y MZA, a las que luego se sumarían Andaluces y la Compañía de los Ferrocarriles de Madrid a Cáceres y Portugal o MCP.

El nacimiento de Renfe

Tras la Guerra Civil, en 1941 se nacionalizaron y agruparon todas las líneas de ancho ibérico en la Red Nacional de los Ferrocarriles Españoles. Nació RENFE.

Sus primeros años de vida son también los años en los que el vapor fue cediendo su función a las modernas locomotoras eléctricas y diésel, como ‘La Marylin’ que hoy se conserva en el Museo del Ferrocarril de Madrid.

El último vapor fue apagado en 1975 por el entonces príncipe Juan Carlos. El adiós de la Mikado 141F-2348, que todavía se puede visitar en el Museo del Ferrocarril de Cataluña, cierra una etapa de la historia del ferrocarril de casi un siglo y medio.

La década de los noventa, fue la de los servicios de Cercanías. Se estrenó la red de Madrid y se desarrollan los planes para el servicio de Rodalies de Cataluña; actuaciones también vinculadas a proyectos como el Pasillo Verde de Madrid o los Juegos Olímpicos de Barcelona.

"El tren que volaba bajo"

Pero si hay una fecha que, junto a la de la inauguración de la línea Barcelona-Mataró, está marcada en rojo en los libros de historia sobre el ferrocarril, es el 14 de abril de 1992. El año del V Centenario, el de la Exposición Universal de Sevilla, se convertiría también en el año de la llegada de la alta velocidad a España con el viaje inaugural del “tren que volaba bajo”, como lo calificó la prensa del momento, a la capital andaluza.

Hoy, el sistema de alta velocidad español ha llegado a más de treinta ciudades y está a la vanguardia del mercado mundial: la red es la segunda del mundo en longitud, sólo por detrás de China; y exporta este conocimiento y tecnología al resto del mundo.

El cambio de milenio trajo importantes novedades como la creación del espacio ferroviario único europeo y la liberalización del sector que, en nuestro país, se tradujeron en la separación de la gestión de las infraestructuras de la explotación del servicio. Renfe se dividió en Renfe Operadora y en el Administrador de Infraestructuras Ferroviarias, Adif, que en estos momentos es responsable de una red superior a los 15.000 kilómetros de vías.

Consecuencia añadida a aquellas decisiones europeas, la actual década viene marcada por la llegada a nuestras vías férreas de los operadores privados como el francés Ouigo o, más recientemente, el italoespañol Iryo.

En la conmemoración de los 175 años de ferrocarril en España, la mirada al futuro augura la misma ventura que pronosticaba la crónica de El Barcelonés tras el primer viaje de la locomotora Mataró en 1848. Por seguridad, comodidad, accesibilidad, conectividad y, sobre todo, por ser el medio de transporte más sostenible, pocas dudas hay de que el ferrocarril seguirá ganando peso como eje vertebrador de la movilidad y clave de la intermodalidad. El futuro seguirá por tanto perteneciendo al ferrocarril.