Los operadores ferroviarios reclaman mayor protección a los poderes públicos ante las bandas organizadas de vándalos grafiteros.
El Observatorio de Civismo en el Transporte Ferroviario ha presentado esta mañana, en la sede la Fundación de los Ferrocarriles Españoles, los resultados del Informe 2017 correspondientes a los datos de incivismo de cerca de 27.000 casos documentados por los operadores.
Los ataques de grafiteros organizados suponen el mayor problema en el ámbito de la seguridad para los operadores ferroviarios. Se trata de grupos delictivos coordinados, que descargan indistintamente sobre instalaciones, material móvil, viajeros, empleados y vigilantes de seguridad.
A diferencia de los murales realizados en la vía pública, a veces tratados como una variante de arte urbano, el grafiti ferroviario es siempre ilegal. Para realizarlo se debe cometer previamente una intrusión en zonas sensibles de la operación, acción que viola las leyes de seguridad ferroviaria y los reglamentos de viajeros. Además, de un tiempo a esta parte, suele ir asociado a comportamientos violentos y a diversos delitos como daños, robos, coacciones, amenazas y agresiones.
Las bandas de vándalos grafiteros: grupos numerosos y organizados
Según la información recabada, también ha aumentado el número de integrantes de los grupos y destaca su elevado grado de planificación y organización: suelen realizar acciones preparatorias en las que roban planos, emisoras, uniformes o llaves, inutilizan sistemas de seguridad y destrozan puertas y rejas para tener más fácil la entrada, cometer el ataque y facilitar la salida.
La violencia utilizada es otra característica de las intrusiones vandálicas que realizan individuos encapuchados, a menudo equipados con barras y espráis irritantes con los que cometen agresiones, coacciones y destrozos en vehículos e instalaciones.
A todo ello hay que añadir que las entradas clandestinas en instalaciones ferroviarias comportan riesgos para los propios grafiteros, para los empleados y para los usuarios. Los más evidentes son los de atropello, electrocución y caída.
Los operadores ferroviarios integrados en el Observatorio muestran su preocupación ante la imposibilidad de implantar acciones de suficiente intensidad que frenen esta grave evolución, que perjudica tan seriamente la seguridad de sus usuarios, la regularidad del servicio y la integridad del personal, instalaciones y trenes.
Por ello, el problema requiere una actuación firme en diferentes ámbitos y coordinada con los responsables de la seguridad pública, ya que la envergadura del fenómeno desborda las competencias y los medios de los operadores.
Es contradictoria la progresiva despenalización de este fenómeno delictivo, degradado primero de daños a deslucimiento de bienes, para finalmente desaparecer del Código Penal en su última reforma.
Propuestas del Observatorio de Civismo en el Transporte Ferroviario
Para atajar el problema, el Observatorio plantea:
Otros indicadores analizados en el Informe 2017
El Observatorio del Civismo en el Transporte Ferroviario también ha analizado otros indicadores, que han sufrido un crecimiento, como los insultos y amenazas a agentes ferroviarios, los hurtos objetivados, las acciones de cruzar las vías, el uso indebido de alarmas y desbloqueo de puertas, las roturas de barreras de peaje y pasos para personas de movilidad reducida, etc.
Cabe destacar también la evolución del número de casos de acoso sexual que, aunque con una baja frecuencia, han visto este último año un incremento.