Bárbara Mur Borrás
Doctora en Bellas Artes
He tenido el privilegio de ser jurado en esta 29º
edición del concurso fotográfico “Caminos de
Hierro”. Un certamen que, desde 1986, se ha
convertido en un apoyo indiscutible a la creación
artística, uniendo el mundo del ferrocarril y la
fotografía.
Cada año, el índice de participación es más elevado,
al ser un concurso de carácter internacional y con
gran difusión mediática. La labor del jurado es
ardua y difícil, porque tiene la responsabilidad de
elegir a los ganadores, decisión que se alcanza
después de muchas horas de deliberaciones hasta
llegar a un consenso.
Ansel Adams decía: “No hay reglas para las buenas
fotografías, solamente hay buenas fotografías”. Los
criterios que valora el jurado son muy variados:
técnicos, creativos, compositivos, estéticos,
originalidad, el impacto visual que provoca y la
consistencia en discurso y propuesta. Creo
pertinente recordar las palabras de Robert Frank,
“lo importante es ver aquello que resulta invisible
para los demás”, pues así es en este certamen, en el
que los participantes afrontan la temática
ferroviaria desde muy diversas perspectivas, para no
dejar indiferente al espectador.
Los jurados debemos velar por las buenas prácticas,
porque de ellas dependerá que se mantenga el nivel
de calidad y que la exposición de los finalistas,
que recorrerá las distintitas estaciones, las
transforme en lugares de encuentro con la cultura.
Asimismo, una buena praxis garantiza que todos
aquellos que se presentan tengan la oportunidad de
ganar, aunque a veces los fallos del jurado no
complazcan a todos los candidatos.
Animo a presentar fotografías, y quiero transmitir
la idea de que lo importante no es solo participar,
sino dedicar tiempo e ilusión con el fin de hacer un
buen trabajo y conseguir destacar. Ser galardonado
en un concurso de este nivel, es mucho más que un
premio económico. Es una plataforma para lograr
visibilidad y reconocimiento en la carrera
artística. Algo por lo que merece la pena esforzarse
y entusiasmarse; mucho más motivador que la mera
participación.
Finalizo con algunos consejos para futuros
participantes: atenerse siempre a las bases, no
cumplirlas supone descalificación; ser respetuoso
con el tema tratado, que no dañe sensibilidades o
sea contrario al certamen; elegir la modalidad más
beneficiosa para la obra presentada (sea como pieza
individual o como serie); enviar correctamente los
archivos digitales y cuidar el positivado o
impresión, y no dejar nada al azar, ya que todo
cuenta. Y el más importante de todos: no desanimarse
si no se gana. Pensemos en el futuro y recordemos la
actitud de Imogen Cunningham: “¿Cuál de mis fotos es
mi preferida? Una que voy a hacer mañana”.
Los concursos son una carrera de fondo, y cada vez
que participamos, afrontamos un nuevo reto y nos
superamos por medio de la creación artística.