Catherine Coleman
Conservadora de fotografía Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía
www.museoreinasofia.es
El ferrocarril y la fotografía parecen haber
nacido bajo la misma estrella ya que comparten la
naturaleza de estar en perpetua evolución y formar
parte fundamental de la historia social
contemporánea. Estas dos innovaciones del siglo XIX
han contribuido a cambiar la conducta humana, desde
lo económico e histórico, hasta los hábitos
cotidianos de comunicación. Y, juntos, progresan
hacia un fin inimaginable, aún desconocido. El
primer ferrocarril con un servicio regular para
pasajeros unió las pequeñas ciudades inglesas de
Stockton y Darlington en 1825. Catorce años más
tarde, el francés Niépce anunció el nacimiento de la
fotografía, invento patentado enseguida por el
gobierno francés, sin intuir la enorme influencia
que significaría la combinación de ambos.
La historia de cómo, en un breve período de tiempo,
el papel de la fotografía y el del ferrocarril
hicieron realidad la expansión territorial de los
incipientes Estados Unidos ilustra perfectamente
esta interrelación. Hacia 1840 se impuso la doctrina
del Destino Manifiesto ("Manifest Destiny"), la
misión moral de la conquista del Oeste. Es decir,
que el poder ejercido por la combinación
tren/fotografía materializó la Conquista del Oeste
más allá de la frontera natural y psicológica del
río Mississippi. El tren permitió la apertura de
vastas expansiones vírgenes para la agricultura y la
ganadería, hasta topar con las Montañas Rocosas.
Entonces, a caballo, para ganar el "Wild West." No
fue hasta 1869 que se logró el primer tren
transcontinental. En el período 1850-1890 se
terminaron de forjar los Estados Unidos como celebra
"America the Beautiful" "de mar a mar radiante" ("From
Sea to Shining Sea").
Robert Vance fotografió California y expuso las
imágenes en la ciudad de Nueva York en 1851. El
esplendor sublime de la geografía y el paisaje
californiano, así como el del Océano Pacífico,
convencieron a los poderes políticos (necesario para
proporcionar el apoyo económico) y al público en
general (quien lo sufragaba con sus impuestos) de la
poblada costa Atlántico de que la expansión y la
apropiación territorial era necesaria.
Desde entonces, se exigió que cada expedición al
Oeste fuera cubierta por un fotógrafo oficial.
Aparecieron grandes fotógrafos y aventureros, como
el citado Robert H. Vance, Timothy O'Sullivan y
Carleton E. Watkins, con panorámicas impresionantes
del Cañón del Colorado, Yellowstone y el valle de
Yosemite, entre otros; vistas que, además, sirvieron
como estímulo proteccionista para la creación de la
fabulosa red de parques nacionales.
La Conquista del Oeste se materializó gracias a los
pasajeros que llegaron en los trenes, buscando el
paraíso, convirtiéndose en emigrantes en su propio
país. La fotografía fomentó el Oeste en el Este.
Retornamos a la actualidad.
La estación, las colas para el billete en día azul,
las despedidas, las largas distancias, las
interminables esperas, los pasajeros durmiendo, las
llegadas felices, por no decir las tomas desde la
ventanilla del tren en marcha, constituyeron el
repertorio fotográfico de las imágenes ferroviarias,
como deja patente en la mayoría de las participantes
en el 27º concurso de "Caminos de Hierro,"
convocatoria de la Fundación de los Ferrocarriles
Españoles. Sin embargo, hasta la fecha, la
introducción del tren de alta velocidad aún no ha
inspirado una nueva iconografía del viaje y de la
experiencia viajera. El éxito locomotriz de la alta
velocidad dificulta su relación con la fotografía
pues imposibilita la foto desde la ventanilla, ya no
hay despedidas llorosas, y las distancias y el
tiempo se han recortado tanto que no hay largas
esperas y la puntualidad está a la orden del día.
Las fotografías de los trenes de alta velocidad en
movimiento son externas, tomadas desde el suelo o el
cielo. De alguna manera, la velocidad misma ha
reemplazado el romanticismo de la estación. Las
fotografías, todas en color, acentúan la elegancia
del diseño y el silencio. Igualmente, la fotografía
digital carece del misterio de la fotografía
analógica, las sorpresas en el cuarto oscuro. El uno
depende del otro: la fotografía y el tren seguirán
de la mano ejerciendo su poderío tanto visual como
físico.
Catherine Coleman
Conservadora de fotografía Museo Nacional Centro de
Arte Reina Sofía.