El Transiberiano, el ferrocarril más largo del mundo, un proyecto faraónico construido en condiciones extremas, que unió Moscú con Vladivostok atravesando todo el continente asiático. Esta importante arteria cubría en origen 9.288 kilómetros y se convirtió en una infraestructura muy vinculada a la industrialización de Rusia.
Sinónimo de aventura, este ferrocarril legendario ofrece ahora diferentes rutas de distinta duración -además del Transiberiano ‘clásico’-, como el Transmanchuriano, el Transmongoliano y la línea Baikal-Amur (o línea BAM). El viaje se puede hacer en trenes de lujo, palacios sobre carriles, o en trenes regulares operados por los ferrocarriles rusos.