El ferrocarril, el medio de transporte más ecológico, nos proporciona nuevas fórmulas de ocio y movilidad a través de los trazados ferroviarios que quedaron fuera de servicio.
En España existían en 1993 más de 7.600 kilómetros de líneas en desuso, o que nunca llegaron a prestar servicio por quedar inconclusas las obras de construcción. El Programa Vías Verdes
nació como una iniciativa de reutilización y puesta en valor del patrimonio ferroviario en desuso. Un patrimonio de gran valor histórico y cultural, que se está rescatando del olvido y
la desaparición total por el enorme potencial que ofrece para desarrollar iniciativas de reutilización con fines de movilidad y ocio activo y sostenible, acordes a las nuevas demandas sociales.
Desde 1993, estos antiguos trazados ferroviarios
están siendo acondicionados como itinerarios no
motorizados, gracias a las aportaciones de un gran
número de entidades, para ser recorridos tanto por
la población local, que las utiliza a pie o en
bicicleta, como por cicloturistas y caminantes.
Además, gracias a sus amplias curvas, escasas
pendientes, su anchura y la existencia de túneles,
puentes y viaductos, estos itinerarios son
accesibles para todas las personas, sin importar su
condición física o edad, incluidas las personas con
discapacidad.
La recuperación de este patrimonio y su puesta a
disposición de la ciudadanía es el objetivo del
Programa Vías Verdes, desarrollado desde 1993 por el
anterior Ministerio de Obras Públicas, Transportes y
Medio Ambiente, en el que actualmente ha cobrado un
papel predominante el Ministerio de Agricultura,
Pesca y Alimentación, como máximo inversor en la
recuperación de estas antiguas líneas de ferrocarril
a través del Programa de Caminos Naturales.
Asimismo, en el pasado jugaron un papel fundamental
Renfe y Feve, papel que ahora le corresponde a Adif,
al ser quien proporciona los terrenos y
edificaciones sobre los que se asientan estas vías
verdes.
Todo ello sería casi imposible sin la activa
participación de los promotores y gestores de las
vías verdes, las comunidades autónomas, diputaciones
y ayuntamientos, que se hacen cargo del
mantenimiento, gestión y promoción de las rutas, así
como de los colectivos ciclistas, ecologistas,
defensores del patrimonio y colectivos ciudadanos,
que impulsan decididamente la puesta en marcha de
muchos de estos proyectos de vías verdes.
El Programa Vías Verdes, coordinado a escala
nacional por la Fundación de los Ferrocarriles
Españoles, promueve, dinamiza y proporciona a las
diferentes iniciativas de vías verdes en España
varios valores fundamentales. Por un lado, unas
señas de identidad homogéneas que permiten
distinguirlas por su origen ferroviario y definirlas
como recurso novedoso y de calidad, seguro y
accesible para todos. Por otro, labores de asesoría
técnica y un importante proceso de implicación y
participación de las instituciones y los colectivos
ciudadanos a nivel local. Además, la posibilidad de
integrarse en acciones de comunicación y promoción
conjunta de estos itinerarios que desarrolla de
manera continuada la Gerencia de Vías Verdes de la
Fundación.
Las vías verdes constituyen un instrumento ideal
para promover en nuestra sociedad una cultura nueva
del ocio y del deporte al aire libre, de la
movilidad activa, saludable y sostenible.
Representan un claro apoyo a la cultura de la
bicicleta, al generalizar su uso entre toda la
ciudadanía, desempeñando un importante papel
educativo, en especial para los más jóvenes. Son,
también, una herramienta de gran importancia para el
desarrollo de pueblos y comarcas rurales, pues
contribuyen al desarrollo rural sostenible, la
creación de empleo local, el emprendimiento y la
lucha contra la despoblación en la llamada “España
vacía o vaciada”.
Las vías verdes no son “solo” la recuperación de los
trazados y todos sus elementos (puentes, viaductos,
túneles, obras de fábrica menores, taludes y
trincheras), sino que comprenden también la
rehabilitación de estaciones en las que se ubican
servicios ecoturísticos y culturales para vecinos y
visitantes. Además de la recuperación del patrimonio
ferroviario edificado, posibilitan la creación de
empleo local y atraen nuevas inversiones públicas y
privadas a los territorios. Son muchas las
estaciones con nuevos usos turísticos y culturales:
alojamientos, cafés y restaurantes, alquiler de
bicicletas, oficinas de turismo y pequeños museos a
los que vienen nuevos viajeros que en el pasado
llegaron hasta estas estaciones con sus maletas y
hoy lo hacen con sus mochilas y alforjas para
recordar aquellos ferrocarriles de antaño.