Con la coordinación del Área de Conservación y Gestión de Colecciones del Museo, la Escuela Superior de Conservación y Restauración de Bienes Culturales de la Comunidad de Madrid (ESCRBC), que mantiene una colaboración estable con la Fundación desde 2001, ha restaurado dos esculturas ferroviarias de Julio Calleja
La Escuela Superior de Conservación y Restauración de Bienes Culturales de la Comunidad de Madrid (ESCRBC) ha restaurado dos esculturas de Julio Calleja Albarrán, que representan a trabajadores ferroviarios y pertenecen a la colección del Museo del Ferrocarril de Madrid. Los trabajos se han realizado bajo la dirección docente del profesor Javier Casaseca García, con alumnas de la asignatura de tercer curso ‘Conservación y Restauración de escultura en materiales inorgánicos’ y con la coordinación de la conservadora jefa del Museo, Raquel Letón.
Obras en escayola realizadas en los años sesenta, son el vaciado de un moldeado previo, posteriormente retalladas en parte para ajustar los volúmenes, con un esqueleto interno conformado por alambres para su sustentación.
La primera escultura, ‘El balastero’, representa a un obrero del Servicio de Vía y Obras que trabaja bateando balasto en la vía. Es el vaciado del molde previo realizado por Calleja en 1964, con el que ejecutó la obra en bronce, que actualmente se encuentra en Chamartín, en la Sala de reuniones del Consejo de Administración de Renfe. La restauración ha corrido a cargo de la alumna Laura Catalán.
La segunda escultura es la figura de un factor de circulación que levanta un farol de tres fuegos en la mano derecha. Al igual que la anterior, necesitó de una intervención en toda la policromía, así como una reparación estructural y de pequeñas pérdidas de materiales en zonas puntuales. Cecilia Bravo, María Isabel Díez y Lucía Gómez son las alumnas que han realizado los trabajos.
La restauración de estas dos esculturas se suma a otras tres conservadas en el Museo del mismo autor y también restauradas por la ESCRBC: ‘Obrero de Vía y Obras’, ‘Busto del marqués de Salamanca’ y ‘Obreros con llave de tirafondos’. Además, hay que destacar otros trabajos realizados bajo la dirección del profesor Casaseca, como la limpieza del busto en bronce de la figura de Javier Marquina, obra de Mariano Benlliure o el asesoramiento técnico en el magnífico busto de Félix Boix, obra de Victorio Macho.
La colaboración entre la Fundación y la ESCRBC se inició en 2001 y desde entonces se ha mantenido de manera ininterrumpida. Diferentes campañas realizadas en el Palacio de Fernán Núñez y el Museo del Ferrocarril de Madrid han contado con la participación de alumnos del Grado en Conservación y Restauración de Bienes Culturales de la ESCRBC https://www.escrbc.com/es/.
Julio Calleja Albarrán (Zamora, 1903-Madrid, 1980)
Comenzó su formación en 1917 cuando ingresó en la Escuela de Artes y Oficios de Madrid, y posteriormente (en 1924) con su ingreso, mediante oposición, en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando. Discípulo de Mateo Inurria y Miguel Blay, en 1927 ingresó en la antigua Compañía del Norte como mozo archivero.
Durante la Guerra Civil, en mayo de 1937, fue destinado por su Comité Ferroviario a picar piedra en Mejorada del Campo para la construcción del legendario ‘Tren de los Cien Días’ (Torrejón-Tarancón), pero poco después le asignaron plaza como profesor de dibujo en las republicanas ‘Milicias de la Cultura’.
En octubre de 1939 se le abrió expediente de depuración, pero fue readmitido sin sanción y pasó a plantilla de Renfe en 1941 como oficial de oficina en la Comisaría de Información y Relaciones Públicas. Posteriormente entró en el Servicio de Ornamentación para decorar los grandes despachos comerciales, stands y oficinas de RENFE, lo que le permitió dedicarse plenamente a su vocación hasta su jubilación en 1971 con la categoría de agregado técnico. Tuvo su taller en la estación de Príncipe Pío, mientras trabajó en Renfe.
Calleja perteneció a la Asociación Española de Pintores y Escultores (AEPE) y obtuvo diversos reconocimientos y premios, como el ‘Palillo de Oro’ del Salón Cano (1968), la Medalla ‘Mateo Inurria’ (1969) y otros galardones en el Salón de Otoño. Tras su jubilación, tuvo un estudio en el Palacio de Fernán Núñez, donde se encontraba el antiguo Museo del Ferrocarril, que había abierto sus puertas en 1967. Gran parte de las esculturas que allí se exponían, y que luego pasaron a formar parte de la colección del actual Museo del Ferrocarril de Madrid en Delicias, brotaron de las manos de este artista.
Su estudio se ubicaba en lo que hoy se conoce como ‘Almacén de Jardinería’, una zona en la que aún se conservan numerosas esculturas y relieves de Calleja, además de bocetos y estudios de otras figuras. El voluntariado cultural de restauración de dorados en bienes mueble del Palacio de Fernán Núñez terminó en 2018 la restauración de una de las piezas más importantes que el autor dejó en el edificio, un Nacimiento de gran formato, copia del retablo mayor de Martínez Montañés ubicado en el monasterio de Santiponce (Sevilla).
Escultor de figuras populares, como pescadores, lavanderas, marineros o madres, creó una maravillosa galería humana en arcilla y escayola, principalmente. De estilo realista, con una estética en consonancia con los presupuestos estéticos decimonónicos, a cuyos dictados siguió fiel a lo largo de su dilatada obra, su perfil ferroviario le llevó a tomar como protagonistas a diversos personajes del ferrocarril, obreros, maquinistas, mozos de equipajes, jefes de estación o guardagujas.