Page 68 - Premios del Tren 2023
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la vista clavada en la moqueta. –Estamos entrando en Puebla de Sa-
nabria. Falta justo un minuto para las tres. ¡Cuánto ha mejorado el
ferrocarril en lo que a puntualidad se refiere!– aclaró ella, constatan-
do que frecuentaba el trayecto. Turbado miró su reloj. Era incapaz de
asumir, la increíble velocidad que había alcanzado el tiempo en las
últimas horas. –Me priva la puntualidad, ni un minuto antes ni uno
después– apostilló sacando otro ovillo de lana.
Alfredo, en un arranque, se puso en pie. Necesitaba estirar las
piernas. Salió al pasillo y se dirigió a la plataforma. En cuanto se
abrieron las puertas bajó al andén en mangas de camisa. Le urgía
sentir el impacto del viento helado en pleno rostro. Se fijó en una ex-
presiva joven que empujaba con una mano, un descomunal baúl de
cuero, mientras que con la otra, pretendía llevar un maletín, un nece-
ser y un sombrero. Le sugirió una disparatada escena de los Herma-
nos Marx.
Se sorprendió sonriendo para sí, aunque sólo de pensamiento.
Presto, la ayudó a subir el equipaje y la acompañó hasta su asiento.
Cuando ella agradeció su gentileza, sacó pecho, metió tripa y, enton-
ces sí, liberó una vasta sonrisa, de esas de medio lado y guiño poste-
rior, de las mejores de su colección.
Ese soplo de aire helado, sin lugar a dudas, le recargó las pilas. Al
fin y al cabo, estaba allí, sintiéndose ¡tan vivo! Y, para sus cincuenta
años, no estaba nada mal. Se propuso conservar esa estimulante sen-
sación para contrarrestar la densa atmósfera del interior –Mente po-
sitiva Alfredo, mente positiva– se iba repitiendo de regreso a su com-
partimento. Al llegar, se sacudió entero y entró. Ella, le salió al paso.
–Una prueba, antes de sentarte. Será sólo un momentito– De un cer-
tero golpe de muñeca, lanzó la urdimbre sobre su cabeza que se coló
por la abertura del cuello.
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