Page 73 - Premios del Tren 2023
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gentes aureolas violetas y amarillas, que les otorgaban un inquietan-
te brillo. Retrocedió aterrado sin dejar de mirarla. Según se alejaba,
más intensa parecía su voz socavada, repicándole el tímpano hasta
hacerse susurro. – Lo siento, Alfredo. Me ha surgido un imprevisto.
Nos veremos pronto–.
Dio media vuelta y se precipitó a la carrera. Tropezó con las tra-
viesas y se torció un tobillo. Ni se inmutó. La adrenalina camufló el
dolor. Siguió acelerando en cada zancada. Estando cerca del primer
coche, apretó el trote y de dos saltos subió al tren. Al sentirse a salvo,
paró en seco y se tiró al suelo. Tumbado bocarriba, abría y cerraba la
boca exageradamente, buscando oxígeno, como un pez. Apretó los
parpados y se echó las manos al pecho para sujetarse el corazón. La
voz del revisor le sobresaltó –¿Se encuentra usted bien?– Contestó
irritado –¡Claro! ¿Acaso no lo ve?– Se formó un corrillo ofreciéndole
ayuda. Se levantó a duras penas, sin dejarse asistir por nadie.
El interventor medió con diligencia –Celebro que esté bien. El
tren permanecerá detenido hasta que se presente el personal de la
forense y del juzgado de guardia. Por favor, regresen a sus asientos,
recojan sus pertenencias y prepárense para el desalojo. Estamos a un
kilómetro de Redondela. En breve, varios autocares les trasladarán a
sus respectivos destinos. No olviden tener a mano, documentación y
billete. Agradecemos su colaboración– y avanzó por el pasillo repi-
tiendo la cantinela.
Un kilómetro son diez minutos andando, pensó. Alfredo se sentía
en forma. Iba a nadar y jugaba al squash dos veces por semana. –Iré
andando hasta el primer pueblo y cogeré un taxi. Me pondré en mar-
cha, de inmediato– se dijo en voz baja con decisión. Cojeando, se en-
caminó a su asiento, alentándose en voz alta, como un entrenador.
–Respira muchacho, respira. No te dejes sugestionar. La repenti-
na muerte de Basilio te pilló desprevenido y te descolocó, eso es
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