Page 63 - Premios del Tren 2023
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culaba sin prisa por los pasillos. Personas cargadas de paquetes y re-
galos que se detenían de improviso para asomarse a las ventanas,
lanzar besos al aire y apurar la despedida.
Entró al compartimento y, al comprobar que estaba vacío, resopló
aliviado. Soltó el maletín y abrió la ventana. Sacó la cabeza y cerró
los ojos. Enseguida reapareció la gélida imagen –Tenía sólo cincuen-
ta años, igual que yo. Y... de repente, ¡un infarto!– se oyó decir en
un escalofrío. Se quitó la chaqueta y, con sumo cuidado, la colgó en
la percha plegable que siempre viajaba con él.
El domingo estuvieron desayunando juntos; atando cabos sueltos
de la campaña publicitaria que iban a presentar a los mandamases
de la empresa. Nada hacía presagiar que unas horas después, esta-
ría... Tenía un admirable talento para transformar una buena idea en
otra brillante. Basilio era entusiasta, amaba la vida y, ahora estaba...
Se secó las gotas de sudor que perlaban su frente, las que le se-
guían manando del cuello, las que germinaban de sus manos. El in-
maculado pañuelo, con la triple A de sus iniciales bordadas, acabó
empapado. Sin pensar, se lo guardó en el bolsillo del pantalón. Era
un regalo de Susana por su décimo quinto aniversario de boda.
Por primera vez ponderó el significado de la palabra caos. Había
estado a punto de perder el tren, de llegar tarde, de no llegar. Su cé-
lebre puntualidad y presunto aplomo, danzaban oscilantes en la
cuerda floja. Ni siquiera tuvo tiempo de pasar por el kiosco; no pudo
ojear los cómics ni comprar caramelos ni revistas ni nada. ¡Qué mala
pata! Morirse poco antes de presentar la campaña. Encima, su mujer,
insistió en enterrarle en su pueblo natal, a más de doscientos kilóme-
tros de Madrid. A esa hora, debían estar en Vigo, sosteniendo sus co-
pas de albariño fresquito, desplegando su estrategia para convencer
y preparando sus paladares para degustar la suculenta cena que el
comité de relaciones públicas ofrece cada año. Sin embargo, Basilio
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