Page 46 - Premios del Tren 2023
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cometido un grave delito. ¿Ve? Ya sabemos algo que antes no sabía-

                mos. Y entonces qué ha hecho, si no es mucho preguntar. No sería
                un... Habría hecho alguna calamidad, eso se lo vimos en la cara. No

                era  trigo  limpio,  no,  como  los  que  vinieron  a  poner  el  tren,  pero

                diga... Y a usted lo que hiciera qué le importa. Se nos ha escapado y
                basta. Importarnos, muy poco, la verdad. La curiosidad de saber con

                quién tratamos, sólo eso, eso y el mismo derecho a preguntar que tie-

                ne usted. Pues por ahora quédese con esa curiosidad. Algo malo ha-
                ría cuando usted, ya me entiende. No parecía mal hombre aunque

                sentados todos los hombres parecen buenos. Hasta mi Alfonso lo pa-

                recía. Pero total, para qué. Para acabar por coger el camino de Las
                Quemás, como acabó haciendo Oiga, no se me vaya por las ramas

                ahora, y haga memoria. ¿No le referiría ningún sitio, dónde pensaba
                pasar la noche, hacia dónde se dirigía? Dijo que iba de paso, que le

                faltaba todavía mucho camino y que no se quería entretener. ¿Cuán-

                to es mucho? Y nosotras qué sabemos. Mucho, dijo. Mucho. ¿Sabe
                una  cosa?  Diga,  señor.  Le  estamos  escuchando.  Usted  no  sabe  con

                quién está hablando, si por un casual me ocultara algo, sepa que... Y
                nosotras qué ganaríamos con ocultarle lo que fuera, dígame. Enton-

                ces hable de una vez. Por Dios, no se ponga usted así, le contamos tal

                y como fue la cosa. ¿Y no se acuerda de lo que dijo? Fue hace diez
                días y en diez días se trambucan mucho las cosas. Dígame qué ha

                pasado en estos diez días para que usted se haya olvidado de lo que

                pasó  y  de  lo  que  no  pasó.  Pues  pasar,  mayormente  no  ha  pasado
                nada. Aquí nunca pasa nada. Si acaso el viento que tronchó las ra-

                mas de la hortensia el otro día y las gallinas que no pusieron y se es-

                caparon al arroyo y el perro que ladró y ladró a los cochinos y no ha-
                bía quien hiciera que se callara. ¿Y eso por qué fue? Figúrese. Cosas

                que le dan. La luna, quizás echara de menos a su antiguo amo, mi
                Alfonso, ¿qué sabemos nosotras? O el celo. Sería el celo. Nadie en-





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