Page 51 - Premios del Tren 2023
P. 51

do flores o bañándose en las pozas, qué sé yo. Abusaron de ella los

                del tren y ya ve usted, aquí se hizo con ella y con lo que venía lo que
                se pudo. No sé, señora, yo no me meto en esas cosas. Creía que era

                usted  del  Gobierno  y  venía  a  poner  las  cosas  en  su  sitio.  Del  Go-

                bierno soy, pero las cosas viejas ya no cuentan. Ya me decía yo. Pero
                cómo es que no está, por qué no llega. Llevo aquí dos horas y no lle-

                ga.  Ya  llegará.  Jacinta  viene  cuando  viene  y  a  mí  me  hace  mucha

                compañía. Mire, señora, usted me va a perdonar, pero si sigo aquí un
                minuto más escuchando a esos cerdos creo que me voy a volver ta-

                rumba. Es cosa de acostumbrarse, señor. Tienen sus días, sus barrun-

                tos, sus cosas. Hoy, en cuanto lo han barruntado, se han puesto gru-
                ñe que te gruñe. En fin, tengo que seguir la búsqueda, si sabe... Mire,

                haga caso de una pobre vieja, tómese una tacita y luego coja ese ca-
                mino para Las Quemadas, total, son malamente tres minutos. Sólo

                una taza. ¿Ve?, ya va usted entrando en razón. Ya verá. Algo caliente

                en  el  cuerpo  le  sentará  bien  para  esas  cuestas  y  esos  pedregales.
                Nunca se sabe lo que una ha de encontrase por esos caminos y esas

                cuestatumbas.  Mire,  señora,  no  querría...  No  es  molestia  ninguna.
                Aquí  seremos  pobres  pero  ofrecemos  lo  poquino  que  tenemos.

                Bueno,  si  tanto  insiste...  Verá,  verá  cómo  se  lo  agradece  el  cuerpo.

                Una tacita y el cuerpo entra en su ser, ya lo verá. ¿Por qué gruñen
                tanto los cerdos? No han hecho más que gruñir en todo el rato. Bah,

                no los escuche, son así. No se haga usted sangre. En cuantino se vie-

                ne la tarde, se ponen a gruñir. Verán que se retrasa Jacinta con la yer-
                ba. Eso será. Eso es, señor. Están nerviosos, en cuanto ven que tene-

                mos compaña, se ponen a gruñir. Cosa de ellos y de ellos, pero ya

                verá qué bien le sienta las yerbitas. Las recoge mi Jacinta por esos
                tremedales. Después de lo que pasó con los del tren. Ahí es donde

                debió intervenir el Gobierno, porque no hay derecho: una criatura,
                una  pobre  niña  que  no  sabía  nada  de  la  vida,  pero  en  fin,  una  se





                                                            51
   46   47   48   49   50   51   52   53   54   55   56