Page 43 - Premios del Tren 2023
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echan huesos? Cuando encarta, claro, qué otra cosa íbamos a echar-

                les. Les echamos el burro cuando se nos murió de una cosa mala. Ni
                rastro dejaron. Jacinta entonces es su hija. Hija mía, sí, pues de quién

                iba a ser. ¿Usted no será de ésos que vinieron cuando el tren? No la

                comprendo, cómo que cuando el tren. Yo nada tengo que ver con el
                tren. Cuando vinieron a hacer que pasara el tren, quiero decir, que

                montaron ahí mismo unas casas de lata y, bueno, bueno. ¿Qué pasó?

                Pues qué iba a pasar. Que me desgraciaron a la Jacinta, que me la
                malearon, usted se hace cargo. ¿Pero Jacinta sigue viviendo con us-

                ted, no es así? ¿Quién? Su hija Jacinta. Pues claro, adónde se iba a ir,

                si ella no sabe de mundo ni de nada, sólo de yerbitas y de flores. Po-
                dría haberse ido con ellos, con los del tren, quiero decir. ¿Irse?, usted

                no conoce a mi Jacinta. ¿Dónde iba a estar mi Jacinta mejor que aquí,
                con su madre y conmigo? Como usted dice que cuando el tren. Eso

                fue hace mucho, ya casi no me acuerdo. Cuando usted llegue a mi

                edad tampoco se acordará de nada. Ella nació aquí, conmigo. Veinti-
                dós años los que iba a cumplir y ahí la veía usted, pura como la le-

                che, que ni le rozaban los malos pensamientos y ya ve usted, toda la
                vida cuidándola y vienen los del tren y en dos días, en lo que son

                malamente dos días... ¿Y ahora dónde está? ¿Ahora? Sí, ahora, quie-

                ro decir ahora, porque no la veo. Ahora tiene que andar lavándose
                en las pozas del arroyo o cogiendo yerbas, ella sabrá. Es la que me

                coge las yerbas, ¿sabe? Para eso hay que tener mano. Hay que cono-

                cerlas, mire usted. Ella las conoce poco bien. Se pasa los días y los
                días en lo que fue el arroyo. Le gusta hacerse la idea de que se lava

                en las pozas mi Jacinta, ya ve usted, y para qué, si por aquí no pasa

                nadie, ni los juíos pasan. ¿Entonces? ¿Entonces qué? Mire, estoy he-
                cho un lío. Vengo buscando a ese fulano y resulta que usted me dice

                que estuvo por aquí. Aquí estuvo, sí señor. Eso ya se lo hemos dicho.
                ¿Ve? Aquí hay algo que no me cuadra, señora. ¿Cómo que no le cua-





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