Page 82 - Premios del Tren 2023
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risas las amigas de la universidad cuando tenían ganas de conocer

                chicos.
                     Rosa disimuló bastante bien al preguntar por los jugadores a la

                mujer de uno de sus colegas que también había ido a ver el partido.

                “Esos de allá son los muchachos de la lechería, es una vida dura por-
                que muchos de ellos andan sin papeles, pero les gusta jugar al fútbol,

                no todo es trabajar y vivir escondiéndose de la migra”. Rosa, mien-

                tras escuchaba fue tirando de un hilo de preguntas salteadas, mez-
                clando  curiosidades  sobre  la  huerta  orgánica,  la  piscina  pública,  y

                esa lechería que contrataba a los migrantes. Y luego ya, todo lo de-

                más que  Rosa hizo después, fue  buscar a  Arturo. Dar disimulada-
                mente vueltas con el coche por los alrededores del camino a la leche-

                ría. Definitivamente, le había gustado aquel jugador y quería verlo
                otra vez.

                     Tardó tres días en encontrarlo. Se lo cruzó en un camino, iba solo

                con  gesto  distraído  cargando  un  par  de  bolsas.  Rosa  le  adelantó  y
                paró el coche. Arturo se asustó, miró con desconfianza pues al prin-

                cipio no vio que era ella.
                     La mujer bajó la ventanilla y sacó la cabeza:

                     -Soy yo, la española que os estaba animando en el partido de fút-

                bol el otro día.
                     El muchacho sonrío aliviado, sólo en la carreta parecía más joven

                de lo que era, estaba sudoroso y muy guapo:

                     -Gusto de saludarla.
                     -¿Quieres que te acerque a algún lugar? -Rosa no perdió el tiem-

                po- Venga sube, hace mucho calor y vas cargado, ¿a dónde quieres

                que te lleve?
                     Arturo, dudó, no quería importunarla y él iba con ropa de trabajo

                y muy sudado. Le daba vergüenza acercarse porque notaba su pro-
                pio e intenso olor, y era desagradable. Pero Rosa le persuadió:





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