Page 80 - Premios del Tren 2023
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gar al pueblo debió coger un autobús desde el aeropuerto de Boston.

                Y, para poder moverse por la zona, no tuvo más remedio que com-
                prar un coche de tercera mano que había usado un colega, también

                español, que regresaba a Valencia después de hacer el programa de

                profesor visitante.
                     A Rosa le gustó Arturo desde el primer momento. Lo vio en un

                partido de fútbol amistoso entre los que trabajaban en las granjas de

                leche y algunos de los del pueblo que ella conocía. Los dos profeso-
                res jóvenes del instituto y el cartero, que eran latinos y hablaban es-

                pañol, la habían invitado. Acababan de terminar el curso y ella había

                decidido quedarse a pasar el verano en Vermont. ¿Para qué ir de va-
                caciones a España si en el verano peninsular solo hacía calorón y to-

                davía le quedaba un año americano por delante? Además, si se que-
                daba no gastaría dinero en un viaje transatlántico, podría descansar

                y conocer más a fondo la vida por esos parajes. La mujer fue a ani-

                mar a sus colegas y a ver en qué consistían eso encuentros amistosos
                de fútbol entre latinos en medio de los bosques. Y fue entonces cuan-

                do vio llegar a Arturo con una camiseta blanca algo sucia, pantalo-
                nes cortos y deportivas desgastadas. Tenía la piel cobriza, el pelo ne-

                gro y lacio, labios gruesos y ojos rasgados. Le gustaron su forma tí-

                mida de mirar, los giros melódicos de su español y su amabilidad.
                Había algo en su manera de moverse y estar con el grupo que le lla-

                mó poderosamente la atención a Rosa.

                     Rosa no sabía que Arturo había atravesado todo México subido
                en la Bestia y luego, había cruzado la frontera del desierto texano ca-

                minando hasta que pudo encontrar una estación de la Greyhound y

                fue hacia el norte en autobús. El joven había recorrido casi toda la
                costa  este  del  país  haciendo  trabajos  esporádicos  en  Carolina  del

                Norte y Pennsylvania hasta que recaló en Vermont. Arturo, aunque
                no tenía papeles, trabajaba ordeñando a las vacas y cuidando de las





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