Page 85 - Premios del Tren 2023
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Rosa había dejado el coche en la explanada junto a la estación del
tren, y en ese lapso de hacer la compra y encontrase con Arturo les
alcanzó una copiosa tormenta de verano. El azar y la lluvia quisieron
que Rosa y Arturo volvieran a estar juntos dentro del coche, el refu-
gio más cercano para cobijarse. La lluvia densa y torrencial sobre la
ventanilla los dejó un rato en silencio. En ese momento, pasó frente a
ellos un tren de mercancías y Arturo se acordó de la Bestia mientras
veía pasar los largos vagones contendor de diferentes colores. Los
rayos iluminaron el cielo y escucharon cerca y con fuerza varios
truenos.
-Dan un poco de miedo estas tormentas con relámpagos, ¿ver-
dad?- comentó Rosa algo asustada.
-En el tráiler de la granja se escuchan duro cuando caen- respon-
dió Arturo
-Si quieres vamos a mi casa y preparo algo de cena -añadió Rosa
con naturalidad, como si ya conociera a Arturo.
-Sí,- dijo Arturo mientras veía el último vagón de mercancías
alejarse.
Rosa encendió el coche y se llevó a Arturo a su pequeño aparta-
mento. Llegaron mojados y tardaron un rato largo en cenar. Ambos
estaban hechos de la materia prima del ser humano, que es el deseo,
y es intenso y jadea, y se toca y se abraza, y se acomoda y respira.
Luego cenaron en silencio, y volvieron a la cama de Rosa, a seguir
buscándose en el placer. Y ese placer fue el que hizo que Arturo se
quedara a dormir esa noche, y Rosa lo llevase con el coche temprano
en la mañana de vuelta a la granja. No hablaron demasiado, pero se
volvieron a encontrar el domingo del partido. Y esta vez al terminar
ella le preguntó si tenía tiempo para tomar algo y él respondió que
sí, y se fueron directamente al apartamento de Rosa.
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