Page 56 - Premios del Tren 2023
P. 56
saje de color leonado por los años sucesivos de sequía que habían
asestado un duro golpe a la vegetación, de por sí muy escasa, un pai-
saje lunar con montículos de barro compactado, como el de un vi-
deojuego apocalíptico, un paisaje asolado quizá por una insaciable
plaga de langostas que había arrasado las cosechas. Solo cambiaba
de tono cuando alguna nube díscola se interponía entre el sol y el
baldío, lo que inducía a quienes lo observaban a disfrutar de un júbi-
lo estacional transitorio, más propio de temperamentos sanguíneos
que de un examen objetivo. El rojo sangre se transformaba entonces
en un teja deslucido, como el de un carril interurbano de bicicleta ya
muy transitado, y el montón de piedras desordenadas en un hogar
enladrillado, un tosco cobertizo para el ganado trashumante ahora
reubicado. Los más inquietos escrutaban mudos el desértico terral,
imaginando que tal vez una manada de animales en busca de pastos
nutritivos había ocupado las vías y había provocado una colisión,
pero los corzos y otros cérvidos habían sido diezmados por los caza-
dores furtivos en los últimos años. Según comprobé cuando me en-
trometí en la conversación de mis vecinos de asiento ― algo que solo
hacía, en otras circunstancias, cuando llevaba unas copas de más―,
tras sospechar que mantenían una especie de comunicación secreta
de la que me excluían y comprobar mi creciente aislamiento, no era
esa la respuesta a sus preguntas que consiguiera aliviar esa creciente
indignación que el paso del tiempo, lejos de mitigarla, no suavizaba
para aquellos que solo alcanzaban a encontrar razones en lo que te-
nían en frente de sus ojos, en lo más superficial. Por momentos, me
pareció vivir dentro de esas novelas de Highsmith llevadas al cine,
vistas en pantalla grande, porque, pese a las apariencias, yo soy un
hombre nervioso y las contrariedades imprevistas me provocan un
estado de ansiedad difícilmente controlable que me impulsa a cerrar
los ojos para reducir la intensidad con la que me conquista la deses-
56