Page 25 - Premios del Tren 2023
P. 25
cabas las cosas eran muy diferentes. Él la miró interrogativo, ¿cono-
ces a muchos ricos?, preguntó. Es lo que cuentan, dijo ella.
A veces, viendo pasar los cortijos blancos y el paisaje por la ven-
tanilla del tren, al Moreno le parecía que su vida era esa sucesión
acelerada de imágenes que entreveía un instante para luego desapa-
recer como si nunca hubieran existido.
Ella procuraba no atosigarlo, aguardar a que él dijera algo, cerrar
los ojos dejándose mecer por la tierra que hendía el tren en su avan-
ce, decidir hasta dónde quería llegar, si no sería mejor regresar con
su compañero Gómez y dejar que se ocuparan otros del Moreno, a
ella la esperaba en Madrid una hija sin padre y unos abuelos que
cuestionaban su trabajo sin horarios y su ambición por encima de la
familia, pero su hija iba a crecer y, entonces, comprendería, entonces
la perdonaría por estas ausencias. Sacó el móvil y le envió un
mensaje.
Ahora, acercándose lentamente a las primeras luces de la ciudad
junto al mar, se preguntaba si él le insinuaría algo. Debía pensar rá-
pido, decidirse, dos cínicos, eso es lo que eran, dos farsantes, sería
mejor avisar, poner otro mensaje antes de que fuese demasiado
tarde.
Soplaba un levante suave al entrar en la ciudad. Desde la venta-
nilla del compartimento el Moreno divisó la bahía, la habitual suce-
sión de maquinaria y grúas del puerto, que él miraba como si fuera
la última vez. Tal vez mañana ya no sintiera el viento en la cara.
El Moreno la invitó al barco que tenía atracado por allí cerca, su
oasis de paz, había dicho. Mejor en otra ocasión, se excusó ella. Des-
cendieron del coche a un andén desolado. Ninguno llevaba más
equipaje que una bolsa de mano. Ella miró con disimulo a Gómez,
unos metros por detrás. Paseó la mirada por la estación. Reconoció a
Miguel, de la Judicial, junto al veterano Padilla, a unos cincuenta
25