Page 242 - I Concurso literario Miguel delibes
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1   Certamen


              Literatura  Infantil


                Miguel Delibes












                              Mis padres decidieron relajar su vista y cerraron los ojos. Yo aproveché para                                                                                                                                                                Cuando regresábamos a nuestros asientos, mi hermano se despertó y corriendo


                              mirar un rato mi móvil. Estaba tan concentrada en un tiktok que no vi a                                                                                                                                                                      hacia donde yo estaba, me preguntó: ‘¿qué haces? ¿quiénes son estos?’ Mi


                              un grupo de niños que se acercaban a mí. ‘Hola, te estamos viendo un poco                                                                                                                                                                    hermano acababa de cumplir los 8 años y yo sabía lo insistente que podía


                              aburrida. ¿Te apetece venir con nosotros? Estamos intentando resolver un                                                                                                                                                                     llegar a ser, así que le contamos la historia y nuestras sospechas.

                              enigma que nos tiene bastante preocupados y quizás tú puedas ayudarnos’


                              me dijeron. Con cuidado le di a mi madre en el hombro y la hice un gesto                                                                                                                                                                     Mateo, viendo lo delgadísimo que era mi hermano Hugo, propuso que podría


                              para indicarla que me iba a sentar unos metros más atrás para estar con                                                                                                                                                                      acercarse por debajo del asiento de la señora e intentar abrir la maleta.


                              ellos. En el grupo había tres niñas: Alma, Noa y Ángela y dos niños llamados                                                                                                                                                                 Alma, que llevaba horquillas en la cabeza, se quitó dos de ellas y le dijo:

                              Pablo y Mateo. Rápido me pusieron al corriente, la mujer que había siete                                                                                                                                                                     “Hugo, úsalas para intentar abrir los candados una vez consigas acceder a


                              filas más adelante tenía una actitud muy rara y llevaba una maleta que                                                                                                                                                                       la maleta”.  ‘Perfecto’, contestó mi hermano con un gesto en la cara que


                              protegía entre sus piernas y que tenía cerrada con dos candados. Decidí                                                                                                                                                                      bien podría parecerse al de un superhéroe tras salvar a una población entera.


                              acercarme al servicio y hacer como si me tropezaba para caer encima de la


                              bolsa no tan accidentalmente y que mis nuevos amigos pudieran sacar alguna                                                                                                                                                                   Vigilábamos todos cada paso que daba con mucha atención. Consiguió meterse

                              conclusión sobre su reacción.  Al tropezarme, la señora se levantó corriendo                                                                                                                                                                 debajo del asiento de la señora sin que ella se diera cuenta de nada. Cuál fue


                              para sujetarme y preguntarme si me encontraba bien. Dejó la maleta encima                                                                                                                                                                    nuestra sorpresa cuando, de repente, sacó un brazo de debajo del asiento con


                              del asiento, momento que aprovecharon mis amigos para intentar cogerla.                                                                                                                                                                      uno de los candados en su mano. Había conseguido abrir uno de ellos. Mientras


                              Pero pesaba tanto que  les resultó imposible y tuvieron  que  retroceder                                                                                                                                                                     todos estábamos celebrando la media victoria de nuestro objetivo, el tren

                              porque a mí ya se me acababan las palabras para entretenerla.                                                                                                                                                                                comenzó a frenar y echamos la vista a las ventanas para ver qué pasaba.






                              A todos nos pareció curiosa la reacción de la mujer, creíamos que se comportaría                                                                                                                                                             Nos informaron de que habíamos llegado a Ciudad Real. Cuando nos volvimos


                              de malas formas y me reñiría, pero no había sido así. Como no teníamos                                                                                                                                                                       a colocar en nuestros asientos para seguir con el misterio, la mujer había


                              más recursos, decidimos acercarnos a ella y preguntarla directamente por lo                                                                                                                                                                  desaparecido. Noa, que estaba al lado de la ventana, miró a través de ella

                              que llevaba en su maleta. Entonces sí, nos contestó de forma desagradable,                                                                                                                                                                   y vio cómo la mujer y su maleta se alejaban por el andén mientras nuestro


                              diciéndonos que no era asunto nuestro.                                                                                                                                                                                                       tren  había  reanudado  su marcha.    Nos acercamos  al asiento que  había


                                                                                                                                                                                                                                                                           ocupado la señora durante todo el trayecto para sacar a mi hermano de







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