Page 239 - I Concurso literario Miguel delibes
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1   Certamen


 Literatura  Infantil


 Miguel Delibes












 Decidimos seguir explorando y en un lateral vimos una pequeña luz. Al quitar   con dinamita y nos llevamos el dinero y las joyas que había dentro. Cuando


 las ramas, resultó ser una salida al exterior que estaba situada al otro lado   todo ya estaba hecho, pusimos dinamita en las montañas para que cayeran


 de la montaña.            piedras en la entrada y esconder así el tren. También tapamos nuestra salida


                           con arbustos. Repartimos el dinero entre todos los del pueblo y también les

 Salimos y nos dio mucha alegría respirar aire fresco. Mientras caminábamos   dimos una parte al maquinista y al señor de correos, quienes se fueron del


 de vuelta al pueblo, nuestras cabezas no paraban de dar vueltas a lo que   pueblo, para que no les preguntase la policía. Con el dinero el pueblo mejoró


 habíamos descubierto y cómo se lo íbamos a  contar a nuestros padres,   y salimos de pobres. Y ésta es la historia del tren.


 porque algo muy raro había ocurrido allí.


                           Cuando la pandilla escuchó la historia, fue a preguntárselo también a las

 Al llegar al pueblo,  nuestras  familias  estaban muy preocupadas, incluso   personas mayores del pueblo y ahora sí que les dijeron la verdad.


 habían pensado preparar una patrulla de búsqueda con la ayuda de la Guardia


 civil, pero iban a esperar un poco, hasta que fuera media noche.   Por último, la  pandilla  se fue  con  un  gran  descubrimiento y  comenzó a


                           llamarse ‘Los colegas detectives’.


 Cuando llegamos, nuestros padres nos preguntaron porque llegábamos tan

 tarde, y cuando les dijimos lo del tren no nos creyeron.






 Al día siguiente, la pandilla fue a preguntar a Eustaquio que tenía 104 años


 si sabía algo del tren, y él nos contó lo siguiente:





 - ¡Si, yo lo sé todo!  Lo que pasó fue que nosotros sabíamos que iba a pasar


 un tren con mucho dinero y sin gente. Por suerte, el maquinista era del


 pueblo y llegamos a un acuerdo con el responsable de correos, que vigilaba la


 caja fuerte. El plan era que el maquinista llevase el tren al túnel sin salida

 que habíamos construido. También creamos un pasadizo, para poder salir


 andando. Una vez el tren estuvo dentro, hicimos explotar la caja fuerte







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