Page 237 - I Concurso literario Miguel delibes
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1 Certamen
Literatura Infantil
Miguel Delibes
Seguimos las vías del tren que estaban casi tapadas por los árboles, Al llegar al vagón de primera clase, allí todo era lujo, había butacones de
encontramos un hueco entre las rocas, en la boca del túnel y entramos con cuero, espejos, lámparas y cortinas. Por el suelo había algunas monedas y
nuestras linternas. El lugar daba mucho miedo, caía agua del techo, había billetes de la época.
unos ruidos raros y tenía mucho eco. Cuando encendimos las linternas, vimos
unos ojitos iluminados que suponíamos que eran ratas u otros animales. Inés En ese momento nos pasó por las cabezas un murciélago y el susto fue
y Ana dieron un grito de miedo, pero continuamos, ya que todos queríamos tremendo. Tuve que calmar a todos, porque estaban gritando.
descubrir el misterio que había dentro. A continuación, pasamos al vagón restaurante, donde había de todo, pero
no nos atrevimos a comer y beber nada, ya que estaba podrido. Por ello,
Cuando seguimos avanzando por las vías, vimos al fondo algo raro y resultó comimos la comida y bebida que llevábamos en la mochila.
ser el último vagón del tren.
¡Parecíamos viajeros ricos y elegantes!
Los trenes de aquella época se dividían en varias partes: la máquina de vapor
con su vagón con carbón; otro vagón para llevar el correo y una caja fuerte Después fuimos a explorar el vagón de correos, y allí encontramos que todo
con dinero y joyas de mucho valor; vagones para los pasajeros de primera, estaba revuelto y la caja fuerte, reventada, posiblemente por un cartucho
segunda y tercera clase y el vagón restaurante. de dinamita. Nos quedamos algunos billetes y monedas de recuerdo.
Yo, que soy el mayor, animé a mis hermanos y primos diciéndoles que esta Pasamos a continuación a la máquina que se encontraba muy oxidada, pero
aventura merecía la pena y que no tuviesen miedo. Todos confiaron en mí que tenía buen aspecto, en general, y estaba parada en el sitio correcto y
y se subieron al vagón de tercera clase. Allí había mucha suciedad, olía a a propósito.
húmedo y los asientos de madera estaban casi podridos. No encontramos
nada interesante. Después, vimos el final del túnel que estaba bloqueado con muchas piedras.
Los murciélagos seguían asustándonos, ya que había muchísimos en el techo.
A continuación, pasamos al vagón de segunda clase. Vimos que los asientos Teníamos dos opciones: salir por el mismo sitio por el que habíamos entrado
eran mejores y más cómodos y además, en el suelo había cartas y papeles o buscar otra salida y seguir explorando el túnel, aunque nos empapásemos
tirados por todos lados. de agua y barro.
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