Page 213 - I Concurso literario Miguel delibes
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1   Certamen


 Literatura  Infantil


 Miguel Delibes












 - Pero hay algo que no entiendo, ¿por qué le has cogido el móvil? - preguntó   Por un momento olvidé todo el miedo que tenía en el cuerpo. Por alguna


 el compañero.             extraña razón, sentía que podía confiar en él.






 - Quería asegurarme de que no le pedía ayuda a nadie. Además, no será útil   - Lo siento tío, pero no vales para espía. - dijo el señor mientras tenía su

 como prueba.              mano puesta sobre mi hombro.





 ¿Prueba? Esa palabra me chocó demasiado, no tenía ni idea de a qué se   Acto seguido, volvió a avanzar y yo fui detrás de él.


 refería.


                           Llegamos al asiento de la señora. Llevaba un rato despierta, tenía cara de

 - Bueno, me voy a por ella. - dijo el señor misterioso.   preocupación. La gente de alrededor la estaba ayudando a encontrar sus


                           cosas.


 Colgó la llamada, se guardó el móvil y la cartera de la señora en el bolsillo


 y lentamente se levantó y puso rumbo hacia el  vagón  en  el  que  nos   El hombre misterioso se acercó y movió su gabardina para sacar su cartera.

 encontrábamos antes.


                           - ¡Yo soy el que tiene sus pertenencias! - gritó para llamar su atención.


 Pero, hizo una parada. Cuando pasó por donde estaba sentado yo, me miró


 con cara amenazante.      - Consuelo, hasta aquí hemos llegado. Se acabó. - dijo el hombre antes de


                           abrir su cartera.

 En ese momento sentí que me iba a morir y mi cuerpo dejó de responder.


                           Cuando lo vimos, todos los pasajeros nos quedamos boquiabiertos.


 - Verás chaval. Yo entiendo que me has pillado y que tengo unas pintas de


 mafioso de libro, por lo que es normal que me sigas. Pero, macho, cúrratelo   - Está usted detenida. - dijo el hombre mientras le colocaba unas esposas.

 un poco. Es que me estabas dando pena de lo mal que te lo has montado.


                           Aquel misterioso hombre era un policía.


 - ¿De verdad qué soy tan malo? - pregunté con una cara de tristeza.







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