Page 212 - I Concurso literario Miguel delibes
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1   Certamen


              Literatura  Infantil


                Miguel Delibes












                              - Pero hay algo que no entiendo, ¿por qué le has cogido el móvil? - preguntó                                                                                                                                                                 Por un momento olvidé todo el miedo que tenía en el cuerpo. Por alguna


                              el compañero.                                                                                                                                                                                                                                extraña razón, sentía que podía confiar en él.






                              - Quería asegurarme de que no le pedía ayuda a nadie. Además, no será útil                                                                                                                                                                   - Lo siento tío, pero no vales para espía. - dijo el señor mientras tenía su

                              como prueba.                                                                                                                                                                                                                                 mano puesta sobre mi hombro.





                              ¿Prueba? Esa palabra me chocó demasiado, no tenía ni idea de a qué se                                                                                                                                                                        Acto seguido, volvió a avanzar y yo fui detrás de él.


                              refería.


                                                                                                                                                                                                                                                                           Llegamos al asiento de la señora. Llevaba un rato despierta, tenía cara de

                              - Bueno, me voy a por ella. - dijo el señor misterioso.                                                                                                                                                                                      preocupación. La gente de alrededor la estaba ayudando a encontrar sus


                                                                                                                                                                                                                                                                           cosas.


                              Colgó la llamada, se guardó el móvil y la cartera de la señora en el bolsillo


                              y lentamente se levantó y puso rumbo hacia el  vagón  en  el  que  nos                                                                                                                                                                       El hombre misterioso se acercó y movió su gabardina para sacar su cartera.

                              encontrábamos antes.


                                                                                                                                                                                                                                                                           - ¡Yo soy el que tiene sus pertenencias! - gritó para llamar su atención.


                              Pero, hizo una parada. Cuando pasó por donde estaba sentado yo, me miró


                              con cara amenazante.                                                                                                                                                                                                                         - Consuelo, hasta aquí hemos llegado. Se acabó. - dijo el hombre antes de


                                                                                                                                                                                                                                                                           abrir su cartera.

                              En ese momento sentí que me iba a morir y mi cuerpo dejó de responder.


                                                                                                                                                                                                                                                                           Cuando lo vimos, todos los pasajeros nos quedamos boquiabiertos.


                              - Verás chaval. Yo entiendo que me has pillado y que tengo unas pintas de


                              mafioso de libro, por lo que es normal que me sigas. Pero, macho, cúrratelo                                                                                                                                                                  - Está usted detenida. - dijo el hombre mientras le colocaba unas esposas.

                              un poco. Es que me estabas dando pena de lo mal que te lo has montado.


                                                                                                                                                                                                                                                                           Aquel misterioso hombre era un policía.


                              - ¿De verdad qué soy tan malo? - pregunté con una cara de tristeza.







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