Page 218 - I Concurso literario Miguel delibes
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1 Certamen
Literatura Infantil
Miguel Delibes
-H-hola, si esa soy yo, que vergüenza, encantada Axel, soy Ginger. - Ginger - A que te quiero.
AXEL. Desde el primer momento en que la vi supe que se iba a convertir No sabía que decir, así que me acurruqué y a través de la ventana del tren
en algo esencial en mí, era perfecta. Me senté en mi asiento, a su lado y observamos la lluvia y el paisaje, pero ese tren no era un simple tren, era
durante todo el viaje en tren estuvimos hablando. el tren que cambió mi vida por completo. El tren que me enseñó que no
todas las personas son iguales. Me veía con un futuro con él, siendo feliz.
- Sabes Ginger, creo q seremos muy buenos amigos.
El tren anunció que en diez minutos llegaríamos a Paris. Antes de todo le
- Yo también lo creo. pedí a Axel su usuario de Instagram para seguir hablando y quedando algún
día.
Esas palabras que dijo me pusieron nerviosa. No sabía por qué, lo acababa de
conocer, pero parecía que lo conocía desde hace diez años. Poco a poco fui Bajé las escaleras del tren, y esperé a que Axel saliera para despedirnos.
cogiendo más confianza en él, así que le conté todo, no me pude aguantar Sabéis esa sensación de vacío en el cuerpo cuando te das cuenta que puede
las lágrimas y me abrazó. Era un abrazo que necesitaba desde hace años, no que no te vuelvas a ver con una persona que quieres, que tienes confianza,
nos separamos y me dormí apoyada en su hombro, olía tan bien. que es perfecta sin importar su cuerpo, su cara. Ginger era perfecta. Bajé
por las escaleras del tren y la vi, vi a Ginger tirando las maletas con lágrimas
Ginger se había dormido en mi hombro, estaba tan guapa, no paraba de en los ojos y corriendo hacia mí, nos abrazamos durante cinco minutos en
pensar que gracias a un simple tren y na confusión en él la había conocido. frente del tren.
Una persona que cambiaría mi vida y me enseñaría lo que es querer. Ya GINGER. Ese abrazo lo sentí. Sentí que lo quería, que le quería de verdad.
queda poco para llegar a Paris, la desperté y le dije: Que ya no tenía preocupaciones, que podía desahogarme con él y podía ser
yo misma sin que me importara lo que los demás digan de mí. No quería
- Sabes Ginger, a partir de ahora te llamaré galletita. irme, ni despedirme, me sentía tan a gusto con él. Me prometió que nos
veríamos algún día aquí en París.
- ¿y eso a qué viene?
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