Page 205 - I Concurso literario Miguel delibes
P. 205

1   Certamen


 Literatura  Infantil


 Miguel Delibes












 De nuevo los  viajeros que abandonaban el tren empezaron a coger sus   - No tengo hambre, pero las gominolas sí que me apetecen - bromeó


 equipajes para bajar, y otros subieron al tren.


                           Elena sacando una bolsa llena de chuches de distintos colores y tamaños.


 Aunque solo habían pasado unos cuarenta minutos desde  que salieran de   La colocó en medio del grupo para que todas escogiesen. Riendo se abalanzaron

 Valladolid, Irene empezaba a tener hambre. Su padre le había preparado unos   sobre los dulces, dos tiraban del mismo fresón, otra metía la mano y sacaba


 bocaditos pequeños para que los compartiera con sus amigas, rellenando de   el puño lleno…


 jamón y queso unos croissants. Sacó una bolsa de su mochila y se los enseñó.


                           De repente, Irene  empezó a toser,  se llevó las  manos  a la garganta y

 - ¿Os apetece comer algo? Están muy buenos.   comenzó a hacer ruidos raros.





 Mónica y Laura cogieron uno cada una. Elena lo rechazó.   Sus amigas la miraban asustadas y no sabían qué hacer. Elena gritó pidiendo


                           ayuda y varios viajeros se levantaron de sus asientos para comprobar qué


 - Es que no tengo hambre. Estoy demasiado nerviosa- se disculpó.   ocurría.





 - Sí que están ricos- ratificó Mónica.   El hombre extraño se acercó, se colocó detrás de Irene y puso sus brazos


                           alrededor de su pecho uniendo las manos, comenzó a darle golpes hasta que,


 Laura asentía mientras buscaba en su mochila.    de repente, de la boca de Irene salió disparado un caramelo de color verde.

                           Irene respiraba rápidamente y estaba roja como un tomate, pero ya parecía


 - Yo he traído mi cantimplora con limonada fresquita, ¿queréis?   estar a salvo. Los otros viajeros comenzaron a aplaudir y las tres amigas se


                           abrazaron a Irene aliviadas y felices.


 - Sí, sí - respondieron todas  acercando  los vasos  de sus cantimploras  a


 Laura.                    - ¡Qué susto nos has dado!





 Ya se habían olvidado del compañero que tanto les había inquietado unos   - ¿Cómo estás? ¿Quieres beber un poco de agua?


 minutos antes.







 204                                                                                                                                                                                                                    205
   200   201   202   203   204   205   206   207   208   209   210