Page 194 - I Concurso literario Miguel delibes
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1 Certamen
Literatura Infantil
Miguel Delibes
Después de unos minutos el tren inició la marcha. Al principio, no me sentía - Vale, ¿Quieres ser mi amigo? – me preguntó con una sonrisa.
mal, pero a medida que nos alejábamos estaba peor. Tenía una profunda
sensación de tristeza. - Por supuesto que sí Fedor, me encantaría.
Una hora después, decidí ir a investigar para entretenerme un poco y Y así es como hice un amigo en el tren. Jugamos a las cartas intentado
distraerme. Fijé mi atención en mi vagón al fondo, y decidí cambiar a otro hacer trucos de magia con ellas. Yo le enseñé los que me sabía y él, en
vagón. Cuando entré en el vagón número ocho, vi que era exactamente igual cambio, me enseñó unos trabalenguas. Por un rato, nos olvidamos de la
y que estaba lleno de mujeres y niños con la misma sensación de tristeza tristeza que sentíamos.
que yo. Me di cuenta de que ir allí no había sido una buena idea.
En poco tiempo llegamos a Chelm (Polonia) donde nos dieron algo de comida
Decidí darle una oportunidad al vagón 7. Allí descubrí que había un niño y donde hicimos una pequeña parada para poder salir. La verdad es que me
como yo, con su madre y su hermano, triste y aburrido. Decidí acercarme encantó el vaso de leche caliente con galletas que nos tomamos. Teníamos
a él e intentar por lo menos hacerme su amigo. que coger fuerzas ya que había diecisiete horas hasta Duisburgo (Alemania),
la siguiente parada.
- Hola ¿Cómo te llamas? – le pregunté al niño con una tímida sonrisa.
Fedor y yo nos contamos cómo eran nuestras vidas antes, para saber más
- Me llamo Fedor y tengo doce años – me dijo mientras se secaba las uno del otro. Le conté que yo vivía en Kiev, en un piso con cuatro plantas
lágrimas. y un patio interior, en un barrio tranquilo al lado de un pequeño campo de
fútbol, a las afueras de la ciudad. Él me contó que vivía en Járkov en una
- Yo también tengo doce años y me llamo Andriy - le respondí. casa amarilla de dos pisos, con patio y jardín. También hablamos de más
cosas de nuestra vida, a qué colegio íbamos, cuál era nuestro libro favorito…
Vi que se le alegraba la cara y que se animaba un poco.
Cuando quedaban dos horas para llegar a Duisburgo me fui a mi vagón, con
- ¿Quieres que juguemos a algo? Así nos animamos. - le pregunté. mi madre y mi hermana, para acompañarlas un rato. Miré en mi mochila y…
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