Page 192 - I Concurso literario Miguel delibes
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1   Certamen


              Literatura  Infantil


                Miguel Delibes












                              Abandonamos todo aquello por lo que mi familia había luchado y trabajado                                                                                                                                                                     en coche. No pudimos hacer nada. Todo completo y atascos interminables.


                              con mucho esfuerzo, para que mi hermana y yo tuviéramos una vida mejor.


                              Dejé atrás  también  lo más importante: mi padre; él  ahora está en  el                                                                                                                                                                      Sólo nos quedaba recurrir a un tren que salía de Leópolis hasta ni más ni


                              ejército luchando en la guerra. Siento que quizá no lo vuelva a ver y cada                                                                                                                                                                   menos que a ¡España!

                              vez que pienso en ello no puedo parar de llorar.


                                                                                                                                                                                                                                                                           Unos días después, antes de que nos fuéramos, anunciaron que los hombres en


                              Mis amigos… trataré de contactar con ellos de alguna manera. Pero al igual                                                                                                                                                                   edad militar iban a ser reclutados para el ejército y me puse muy triste. Ya


                              que yo, han viajado también a otros países huyendo de la guerra.                                                                                                                                                                             nada podía ser peor; mi vida se había arruinado por completo y, para colmo,

                                                                                                                                                                                                                                                                           estaban destrozando nuestra ciudad con un montón de tanques y bombas.


                              Miro por la ventana otra vez y me imagino otra vida distinta en España,


                              que es el país hacia el que viajamos.                                                                                                                                                                                                        Mi madre nos llevó a la oficina de la policía para hacernos el pasaporte a mi


                                                                                                                                                                                                                                                                           hermana Anna y a mí. Unas horas después cogimos el primer tren para ir a


                              Cierro los ojos, tratando de dormir, y recuerdo cómo empezó todo…                                                                                                                                                                            Leópolis. Estuve llorando por el camino, ya que había dejado todo atrás y

                                                                                                                                                                                                                                                                           ya echaba mucho de menos a mi padre. Tendríamos que empezar de cero,


                              - ¡Mira mamá!, ¡En las noticias dicen que vamos a entrar en guerra con                                                                                                                                                                       sin casa, sin amigos, sin saber el idioma y en un centro de acogida, aunque,


                              Rusia! ¡En el colegio no se habla de otra cosa! – dije a mi madre.                                                                                                                                                                           eso mejor que quedarme en la guerra.




                              - No mires tanto las noticias, que lo que tenga que ser será. Ya veremos                                                                                                                                                                     Después de siete horas, al fin llegamos a las 20:00 a Leópolis y como no


                              qué es lo que pasa…- dijo mi madre.                                                                                                                                                                                                          teníamos casa allí ni reserva de habitación, nos tocó dormir en un callejón,


                                                                                                                                                                                                                                                                           en la calle y pasamos frío.


                              Una semana después varias bombas cayeron sobre Járkov, donde mis tíos y


                              primos fallecieron, porque bombardearon su edificio.                                                                                                                                                                                         Al día siguiente nos despertamos temprano para coger el tren y fuimos

                                                                                                                                                                                                                                                                           hasta la estación. Había bastante cola, pero después de un rato, mi madre


                              Mis padres pasaron a la acción y decidieron huir a otro país. Rápidamente                                                                                                                                                                    consiguió pasar enseñando el pasaporte y, por fin, pudimos subir. Nos tocó


                              nos pusimos a mirar billetes de avión, algún autocar e incluso valoramos ir                                                                                                                                                                  en el vagón 10, mi número favorito.







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