Page 111 - I Concurso literario Miguel delibes
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1   Certamen


 Literatura  Infantil


 Miguel Delibes












 Los bandidos se dieron cuenta y empezaron a correr por los vagones, Luso   Rápidamente se escondieron detrás de cajas que había. El abuelo de Luso


 iba delante, pero tropezó y cayó al suelo. Su abuelo lo ayudó a subir y de   le indico que no se moviera y poco a poco entre la oscuridad del vagón el


 repente dejaron de ver a los bandidos. Debían tener mucho cuidado y revisar   abuelo empezó acercarse a la bandida.


 todos los vagones.


                           Tiró algo para distraerla y cayó en la trampa. El abuelo la golpeó en la cabeza

 Había gente por todos los vagones, en el tercer vagón vieron a Bribón quien   otra vez con una rapidez que ni se dio cuenta Romea. Cuando despertó se


 intentó golpear al abuelo de Luso, pero éste lo esquivó y lo tiró al suelo.   vio esposada y en frente a Luso y su abuelo, junto con la bolsa de monedas


 En un abrir y cerrar de ojos el abuelo de Luso le puso unas esposas. Su   de oro y plata, ambos con una sonrisa.

 abuelo interrogo a Bribón, pero no hablaba no decía donde se encontraba su


 compañera con el botín.   En la siguiente estación bajaron con los bandidos y la bolsa de monedas. En


                           la parada estaba esperando el sheriff del pueblo que les metió en la prisión.


 Siguieron buscando por los vagones de los pasajeros, pero no tuvieron suerte.


 Tendrían que buscar por los vagones de mercancías. Alguno de ellos llevaban   Luso y su abuelo volvieron a Rastrojo en tren. Este viaje fue más tranquilo y


 animales peligrosos y tenían que subir por encima, con mucho cuidado en los   Luso por fin le pudo dar la nueva pistola y la tarta que le había preparado.

 túneles, ya que era un paraje con muchas montañas.






 Después de pasar por unos cuantos vagones escucharon  un  ruido en  el


 penúltimo vagón, tenía que ser Romea. Desde arriba el abuelo de Luso vio

 que se escondía en unas cajas grandes que estaban al fondo del vagón. Ambos


 bajaron del techo y con cuidado entraron. Pero de repente se empezaron a


 oír como pasaban cerca las balas.






 ¡BANG, BANG!














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