Page 108 - I Concurso literario Miguel delibes
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1   Certamen


              Literatura  Infantil


                Miguel Delibes












                              Se pasó todo el viaje imaginado mil aventuras como las que su abuelo había                                                                                                                                                                   La tranquilidad del pueblo volvió a romperse porque faltaban muchas monedas


                              vivido. El viaje ya llegaba a su fin. Después de tres horas montado en el tren                                                                                                                                                               de oro del banco de Rastrojo,  el pueblo  del abuelo de Luso. Faltaban


                              llego al pueblo de su abuelo. Fue un viaje muy tranquilo y eso era muy raro.                                                                                                                                                                 unas cuatro mil quinientos sesenta y ocho monedas de oro, pero también


                              Luso pasaría dos días con su abuelo, quien le recibió con un gran abrazo. Le                                                                                                                                                                 faltaban dos mil ochocientas setenta y tres monedas de plata. Por suerte,

                              presento al sheriff del pueblo quien le contó que tenía un duelo con “Dan,                                                                                                                                                                   los bandidos no pudieron encontrar las piedras preciosas como diamantes y


                              el sucio”, un bandido que robaba bancos y estaba atemorizando al pueblo.                                                                                                                                                                     esmeraldas, ya que estaban en una caja fuerte muy escondida.





                              En plena calle central del pueblo se encontraban los dos duelistas. Luso y su                                                                                                                                                                El abuelo de Luso escucho que los bandidos se iban dirección a la estación,

                              abuelo estaban en la azotea de la casa, viendo como empezaban a contar,                                                                                                                                                                      entonces recordó que había un vagón abandonado donde podrían esconderse


                              y de repente… ¡BANG, BANG!                                                                                                                                                                                                                   con lo que habían robado y luego podrían huir en el tren.





                              ‘Dan, el sucio’ cayó al suelo. El sheriff había ganado. Todo el pueblo estaba                                                                                                                                                                Se hacía muy tarde y el abuelo de Luso sabía que hasta la mañana siguiente


                              gritando de alegría, aunque duro muy poco. Del bar salió el amigo de ‘Dan,                                                                                                                                                                   no había ningún tren y se fueron a casa a descansar ya que a la mañana

                              el sucio’. Era “ Darril, cabeza cono”, otro bandolero, el pueblo se puso a                                                                                                                                                                   siguiente se levantarían temprano para ir a por los bandidos.


                              temblar.


                                                                                                                                                                                                                                                                           Bien temprano Luso se despertó y vio a su abuelo preparando los caballos.


                              Empezó el segundo duelo. Esta vez el sheriff no tuvo suerte. Cayó al suelo                                                                                                                                                                   En seguida se pusieron en marcha hacia la estación. Cuando llegaron, vieron

                              desplomado. Entonces mi abuelo bajó a la calle. “Darril, cabeza cono” al verlo                                                                                                                                                               el vagón abandonado y sigilosamente estuvieron observando a los bandidos


                              se puso nervioso, conocía las historias de mi abuelo y tuvo miedo. Con razón,                                                                                                                                                                que estaban empezando a despertar. Eran dos bandidos muy conocidos, se


                              en el tercer duelo que Luso vio, su abuelo ganaba al bandido.                                                                                                                                                                                llamaban Bribón y Romea, muy peligrosos y buscados por medio oeste por


                                                                                                                                                                                                                                                                           su atracos, robos y asesinatos.


                              Todo el pueblo gritaba el nombre de su abuelo, gritaban:


                                                                                                                                                                                                                                                                           Subieron en el tren y detrás de ellos se subieron Luso y su abuelo, siempre

                               ¡VIVA BIZANO!                                                                                                                                                                                                                               observando lo que hacían para ver el momento de poder detenerlos y poder


                                                                                                                                                                                                                                                                           recuperar las monedas.







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