Page 64 - I Concurso literario Miguel delibes
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1   Certamen


              Literatura  Infantil


                Miguel Delibes


















                                                                                                                                                                                                                                                                                                            El misterio del tren Burra








                                                                                                                                                                                                                                                                                                               Beltrán Felipe Álvarez - Colegio Rafaela María














                                                                                                                                                                                                                                                                           ¡Corre, corre llegamos tarde! - gritaba Hugo a su amigo Telmo.





                                                                                                                                                                                                                                                                           El tren iba a salir de la estación de San Bartolomé, en el Barrio de La


                                                                                                                                                                                                                                                                           Victoria. Era el famoso Tren Burra llamado así por lo lento que era.






                                                                                                                                                                                                                                                                           Los  dos  amigos  corrían por el Puente Mayor. No querían perderse la

                                                                                                                                                                                                                                                                           excursión del cole.






                                                                                                                                                                                                                                                                           Llegaron los últimos y les tocaron los peores asientos, al lado del baño.






                                                                                                                                                                                                                                                                           - ¡Qué horror, Telmo! ¡Por tu culpa vamos a ir todo el camino oliendo la
                                                                                                                 Rebeca Luciani.

                                                                                                                      Mi tren.                                                                                                                                             peste que salga del baño! – exclamó Hugo al sentarse en su sitio.


                                                                                                               Impresión digital.
                                                                                                                                                                                                                                                                           - Bueno, Hugo, no creo que sea para tanto – le contestó Telmo.





                                                                                                                                                                                                                                                                           El tren arrancó y los dos amigos se relajaron, se quitaron los abrigos y


                                                                                                                                                                                                                                                                           dejaron las mochilas sobre sus piernas.






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