Page 8 - Catálogo Caminos de Hierro - 21 Edición
P. 8

Para ganar un concurso









             Mi experiencia como participante en concursos de fotografía es muy limitada, pues sólo me he presentado a dos en mi
             vida.
             El primer concurso al que me presenté fue uno que se convocó en el CIR de Cerro Muriano en verano de 1977, durante
             mi estancia en el mismo como recluta. Si hacer las fotos me permitió disfrutar de un privilegio nada desdeñable,
             consistente en librarme de la instrucción algunas mañanas, revelarlas y copiarlas ya fue el colmo, pues para ello pude
             bajar a Córdoba, a hacerlo en casa de un amabilísimo fotógrafo sudamericano que se ganaba la vida cubriendo la jura de
             bandera de todos y cada uno de los reclutas, y que me dejó usar unas horas su laboratorio. El placer que sentí al ir de
             paisano por las calles de la ciudad, fuera de los límites del campamento, supuso el mejor premio, uno que gané, por así
             decirlo, aún antes de haber entregado las fotos. Finalmente sólo se presentó otro recluta más al concurso, y como lo hizo
             con unas fotografías de motociclismo, y las mías se ajustaban estrictamente al tema de lo castrense que las bases fijaban
             –las realicé en la pista americana–, el galardón fue a parar a mis manos. Las palabras del coronel en el momento de
             entregármelo son maravillosas: “Soldado, sus obras demuestran que la fotografía también puede ser un arte”.
             El segundo concurso fue uno que convocó el Gobierno de Extremadura allá por el año 1993. A este también se presentaron
             muy pocas personas, tres o cuatro si no recuerdo mal, de manera que volví a ganar un premio, aunque esta vez sólo fue
             el segundo. Se conoce que con el primero y único de la “mili” había agotado mi cupo de buena suerte. Así pues, mi
             experiencia como concursante, aunque buena, es francamente escasa.

             Pero si como concursante tengo muy poca experiencia, como miembro de jurados y tribunales la tengo dilatada. El ya
             tener unos años, y que el mundo de la fotografía sea relativamente pequeño, además de estar en la universidad, han
             provocado que haya formado parte de unas cuantas docenas de concursos, tribunales de tesis doctorales, oposiciones y
             premios. Y aunque cada una de esas competiciones posea su forma y organización propias, todas tienen en común ser
             justamente eso, una competición o carrera. Lo que viene a continuación es el intento de resumir en forma de lista, a
             propósito desordenada, algunas de las preguntas, y también conclusiones, que se me ocurren cuando me paro a pensar
             sobre todo esto.

             su utilidad
             De qué le sirve un concurso a quien lo convoca, a quienes se presentan y lo ganan, y a quienes se presentan y no lo ganan.

             del concepto
             Tema libre vs Tema preestablecido. De cómo lo segundo no difiere tanto de lo primero como podría parecer, pues debido
             a que lo que dicen las palabras y lo que dicen las imágenes sólo se solapa hasta un cierto punto, siempre queda un amplio
             margen para que el concursante use de su libertad.

             de la forma y del estilo
             ¿Qué estándar escoger? Es fundamental no renunciar a ser uno mismo por aquello de querer satisfacer el gusto del
             jurado, algo que, por otra parte, es imposible que el concursante pueda llegar a conocer, pues en realidad no existe.
             Cuando el concurso es bueno gana la sinceridad y la coherencia del concursante consigo mismo, si todo ello va unido a
             una factura adecuada al asunto.
             La sinceridad no se puede aparentar.







                                                                                                                7 7
   3   4   5   6   7   8   9   10   11   12   13