Page 7 - Catálogo Caminos de Hierro - 20 Edición
P. 7

Después  de  veinte  años












          I   a  historia  de  los  concursos  discurre  en  paralelo  a  la  propia  historia  de  la  fotografía  y  se  nutre
              también  de  la  evolución  del  medio  a  lo  largo  de  sus  casi  ciento  setenta  años  de  vida.  Sin  embargo,
              la  proximidad  con  el  interés  eminentemente  plástico  que  ha  caracterizado  muchos  de  estos
          certámenes  ha  propiciado  una  tendencia  constante  al  pictorialismo,  que  ha  ido  incorporando  todos  los
          procedimientos  técnicos  y  químicos  disponibles  en  el  mercado.  La  última  edición  del  concurso  “Caminos  de
          Hierro"  no  es  ajena  a  esta  inercia;  basta  hacer  un  recorrido  superficial  por  las  fotografías  seleccionadas
          en  la  exposición  para  comprobar  la  importancia  cuantitativa  de  las  tecnologías  de  tratamiento  digital  de
          las  imágenes.  La  poderosa  impronta  formal  de  estas  intervenciones  se  corresponde  con  el  uso  masivo
          que  estos  instrumentos  han  experimentado  en  la  última  década,  y  subrayan  la  fascinación  que  estas
          técnicas  han  ejercido  sobre  los  fotógrafos.  Hasta  el  punto  de  que  algunas  de  las  imágenes  parecen
          concebidas  para  ilustrar  la  destreza  de  los  autores  en  su  manejo.  También  los  espectadores  nos
          contaminamos  de  la  sorpresa  visual  -y  a  veces  de  la  novedad-  propuesta  en  estas  obras  de  ejecución
          cibernética  y  tendemos  a  olvidar  que  la  relación  con  una  obra  de  arte,  en  el  soporte  que  sea,  se
          establece  fundamentalmente  a  partir  del  contenido.  La  superficialidad  que  supone  hacer  depender  la
          originalidad  de  una  propuesta  artística  en  base  a  las  herramientas  técnicas  que  se  han  utilizado,  anticipa
          casi  siempre  el  escaso  interés  del  contenido.

          Tal  vez  éste  sea  uno  de  los  peligros  que  ronda  con  mayor  asiduidad  a  la  concursística.  Vincular  un  premio
          a  la  sorpresa  visual  que  una  obra  sea  capaz  de  suscitar,  aumenta  las  posibilidades  de  recibir
          candidaturas  cuyo  único  mérito  creativo  procede  de  la  espectacularidad  de  las  herramientas  usadas  para
          realizarlas.  El  riesgo  de  banalidad  se  multiplica  si  las  bases  del  concurso  se  circunscriben  a  la
          presentación  de  una  sola  imagen  por  autor,  complicando  asimismo  la  capacidad  del  jurado  para  dirimir
          si  las  obras  responden  al  universo  personal  de  un  fotógrafo  o  son  fruto  de  la  casualidad.  Considerando  la
          ya  larga  trayectoria  de  “Caminos  de  Hierro”  y  el  elevado  número  de  participantes  que  en  cada  edición
          envían  sus  obras  desde  un  buen  número  de  países,  parece  aconsejable  elevar  el  listón  de  calidad  de  la
          muestra  y  los  premios  modificando  algunas  de  las  bases  que  figuran  en  la  convocatoria.  La  simple
          elevación  del  número  mínimo  de  obras  que  deban  ser  presentadas  a  concurso  redundará
          inmediatamente  en  el  nivel  de  los  participantes,  ya  que  se  reducen  las  posibilidades  de  que  una  imagen
          fruto  de  la  casualidad  se  haga  merecedora  de  los  primeros  premios.  Cuanto  mejor  sea  el  nivel  de  los
          ganadores,  mayor  será  el  prestigio  del  concurso.

          Puede  argumentarse  que  el  azar  tiene  a  veces  una  gran  importancia  en  la  génesis  de  una  obra  fotográfica,
          pero  si  examinamos  a  los  autores  que  habitualmente  vinculan  la  construcción  de  sus  imágenes  a  la
          contingencia  de  elementos  total  o  parcialmente  ajenos  a  su  voluntad,  veremos  que,  en  la  mayoría  de  los
          casos,  tal  actitud  responde  a  una  decisión  meditada.  En  definitiva,  compartir  con  los  demás  nuestra  manera
          de  ver  el  mundo  exige  tomar  decisiones  sobre  el  tipo  de  lenguaje  que  vamos a  utilizar.  Haciendo  un ejercicio
          de  sublimación,  se  podría  decir  que  lo  que  identifica  a  un  creador  suele  ser  el  proyecto  y,  consecuentemente,
          la  elección  de  una  gramática  propia  que  se  interioriza  y  a  la  que  se  dota  de  caracteres  diferenciadores:  se  la
          personaliza.
   2   3   4   5   6   7   8   9   10   11   12